miércoles, 8 de octubre de 2008

El Cuerpo


Hoy acudía como un reloj suizo, en la muñeca de un británico, sobre una bici del benelux, de monopolio frances y rigor alemán, a tomar el pájaro de las 15:40. Un engranje perfecto de todos mis días laborales, carajo !!, como para que me dijeran que estaba en el lugar y momento menos oportuno !!

La inoportunidad, es que me topé de bruces en la estación con el Cuerpo protegiendo la V Cumbre hispano-polaca, en concreto rodeaban los puntos de anclaje de la bici del objetivo 2016 unos hombres del Cuerpo, vestidos de faena, como los que nos protegen de las bullas en las procesiones, de azul, con gorra, hombreras y coderas integradas en el jersey , que me recuerdan a los leucotitos de érase una vez el cuerpo humano, que aporreaban al gordo y al flaco cuando se introducían en el cuerpo como virus.

Nada más soltar la bici, uno de ellos, empezó a preguntarme cosas, y yo inocentemente empecé a respoderle, con la amabilidad y entusiasmo de dos anónimos que inician una conversación en el autobus [que si yo sabía para que era la llave que traía la bici, que si no le suena la calle donde vivo, bla, bla, bla ...] y de repente la cosa dió un giro, me pidió el carnet, que entregó a un compañero, y le dijo "toma su filiación", el otro leucocito con sus pinganillos, no paraba de recibir y apuntar en un miniblock todos los datos que desde un megaordenador de Madrid consideran importantes sobre mí.

Mi corazón estaba a mil, a causa de mi tara sobre la culpabilidad, aun me acompaña el recuerdo de la única vez que he pasado un control de alcoholemia, venía de recoger a una persona del Aljarafe a medianoche, y habían transcurrido como 20 ó 25 días desde que probé una gota de alcohol, sin embargo y de forma absurda y brutal mi corazón estaba a mil, inundado de pánico. [La tara incluye más pánico al Cuerpo Nacional que el de la Benemérita....]

Se despidió de mí diciéndome "estabas en el lugar y momento menos oportuno", tras lo cual pasé el protocolo diario de mi zurrón por el escáner, no sin sobresaltos y que el segureta de RENFE llamara a un madero para que viera el monitor del escáner. Cuando ya en el tren he logrado serenarme, he meditado lo bien formado que está el Cuerpo, nada en la conversación del leucocito era arbitrario, todo tenía una finalidad psicológica, que considero de alto nivel, y me sorprende esa formación desde las escalas básicas del Cuerpo.

Desconozco que hay apuntado, y que desde Madrid consideran importante sobre mi, en el miniblock, pero sé que estará apuntado en manos de un desconocido durante el tiempo que dure la cumbre. Más me vale que sean buenas manos.

Esta esperiencia de hoy, me sirve como colofón en el carpetazo al libro El País del Miedo, y para rebuscar, en mi pasillo, un poema machadiano que me mandaron leer en la EGB, y que ilustró hábilmente, cuando el Cuerpo era marrón, el autor de dicho libro.


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