miércoles, 22 de octubre de 2008

MADRE

El pasado jueves salió ardiendo el ala de psiquitría del Virgen del Rocío, muriendo el joven que provocó el indendio, Miguel Ángel Pérez, que padecía una esquizofrenia paranoide que se le declaró a los 16 años, cuando consumió una pastilla de una sustancia estupefaciente que alguien le introdujo en una copa. Así de fácil se puede quebrar la mente, así de fácil se puede morir.

Hoy 22 de Octubre hace tres años que mi madre entró en aquel ala del Virgen del Rocío, una sala diáfana donde confluyen todas las habitaciones, unos 30 enfermos hacinados, en unas condiciones humanas y materiales demenciales. Por lo que no me alborotó la desgraciada noticia del pasado jueves.

Tras autorizar su ingreso involuntario el día de su 57 cumpleaños, un día sin velas que soplar, lloré desconsoladamente como nunca más he llorado, hasta el punto de gastar las lágrimas que en el presente he necesitado y no han salido. En la tarde de aquel día, entré en aquella ala, donde la realidad superó brutalmente la idea que yo tenía a raiz de la película que protagonizó Jack Nicholson en 1975.

No recuerdo si mi madre estubo 7 ó 9 días allí, compartiendo habitación con una joven que dejaba escritos en la pared de la habitación mesajes de abusos, con un nivel literario de inteligencia privilegiada, o un hombre grueso en la sala diáfana atado con trapos a su sillón, que a su vez estaba atado a una columna. En una de las tardes que estaba yo sentado junto a mi madre, pasó rozandonos a mi madre y a mi aquel sillón, eso sí, el personal de seguridad inmovilizó al señor grueso con diligencia.

Queda mucho por recorrer en el campo de las enfermedades psiquátricas, pero de momento, mi madre los viernes tiene la responsabilidad de cuidar a su nieto, y hoy va soplar las velas de su 60 cumpleaños.
FELICIDADES MAMÁ !!!!!!!!1

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